Marruecos

La puerta de África se debate entre rojizos y aromas que se mezclan en el ambiente. Montañas y desiertos habitados por bereberes y nómadas, junto con sus medinas y callejuelas que conectan con zocos y riads son algunos de los encantos que Marruecos ofrece. Un destino mágico lleno de vida, color y gentes hospitalarias.

The Travel Society recomienda:

  • Caminar a través de las aldeas del valle de Azzaden en las montañas del Atlas.
  • Vivir la experiencia de un hammam tradicional.
  • Perderse por las callejuelas de sus medinas, repletas de artesanos y mercadores.
  • Volar en helicóptero a lo más remoto del Sáhara, y vivir una noche inolvidable en un campamento nómada privado.
  • Dormir en riads y kashbas sacados del cuento de las 1001 noches.
  • Conducir a través del Valle de Draa.
  • Callejear por las calles azules de Chefchaouen.
  • Aprender a cocinar platos tradicionales marroquíes.
  • Dar una clase magistral de caligrafía árabe.
  • Explorar los cientos de kilómetros de costa virgen a caballo.
  • Pasear por la plaza de Djemaa El Fna, entre encantadores de serpientes, vendedores de agua, contadores de historias, boticarios y pañeros.
  • Asistir al Festival de las Músicas Sagradas de Fez.
  • Surfear en la playa de Sidi Sidi Kaouki.
  • Descansar unos días en la bohemia población costera de Essaouira.

Mejor época para ir:

  • Entre septiembre y junio.
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    ©Palais Namaskar
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    ©Dar Ahlam
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